Alma,
en esos ramos que construiste
te reís de la igualdad de los días.
¿existís todavía,
o la tarde te llevó el olor?
(¿con que manos se impide
la caída imperfecta?,
¿con que color se
apaga la locura?)
vení, olvidáte esa torre,
dejá que la memoria sea un juego.
matá esta ceniza que respira en la piel.
De David Erlich, en una carta cualquiera...
2 comentarios:
Que tristeza la igualdad de los días.
Pero que alegría tenerla escribiendo.
beso
Ey mona!, qué intensa selección de letras. Me encanta.
Te dejo besos...
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