martes, 25 de mayo de 2010
martes, 4 de mayo de 2010
Misterio
miércoles, 24 de marzo de 2010
Poema Social
Aprovechando el sol en este invierno crudo,
los obreros de la fábrica, en su hora de descanso,
formaron una hilera de cascos amarillos
en la vereda de enfrente.
Si no fuera por el rubio, que se rasca la cabeza,
parecerían una fila de lápices
del mismo color.
Fabián Casas
los obreros de la fábrica, en su hora de descanso,
formaron una hilera de cascos amarillos
en la vereda de enfrente.
Si no fuera por el rubio, que se rasca la cabeza,
parecerían una fila de lápices
del mismo color.
Fabián Casas
martes, 29 de diciembre de 2009
Agua y Sal
¨Ay Rebeca, tienes que cambiar tu manera de relacionarte con los hombres...¨
Fue la primera vez que le acaricié el cachete.
La fiesta prometía ser un suceso: la kermese en el Colegio Provincia de Córdoba se había hecho desear hasta aquel jueves por la tarde. Por fin, la Institución que se había dignado a recibir a mi hermano sordo, nos recibiría. Siete años y un tapado de ella de antílope color manteca. Lo que hubiera parecido un disfraz de enana regresaba a mí cual halago en la mirada de los otros. Es una cuestión de actitud. (No veo un carajo, sigo) Les decía que finalmente el reloj había dado las 5 de la tarde cuando arribamos a bordo del 504 los tres, temprano y puntual. Él -como siempre- ocupaba todos los rincones de mi espera. Y es que mi papá es médico portero y yo siempre en el fondo odié a las embarazadas de mi papá. Y hoy -como siempre- no quiero corregirme. A ver si todavía choco y no llego al año que viene. El asunto es que el Colegio estaba todo decorado. perfecto. Recuerdo la alegría de esa gente y mi entusiasmo repentino en acompañarlos desde mi mudez. La kill me quedaba larga. larguísima. -Pero llevar ese alfiler de gancho dorado todo, cruzado entre las piernas, despertaban en mí cierto orgullo de medalla que nunca gané porque yo, yo nosé ganarme nada -salvo un puesto de ayudante de primera ad-honorem y una beca por promedio alto en Selección de Personal IT-. Cuestión que el tipo no llegaba más y ya habiéndome olvidado yo de hacer pis -como siempre hago- me senté apagada, apagadísima, en una grada a la cual, le debo la vida. Minutos después, la Señora Directora Nelly tomó la palabra para invitar a todos los presentes a subir al primer piso donde finalmente, se serviría el chocolate caliente con churros. La cola para subir superaba a la salida de la diagonal norte de un miércoles tipo once y cuarto de la mañana. Un, dos, tres, cinco escalones y ahí vino la premonición: giré mi cabeza y -con esa duda certera que a una le adviene justo antes de un gol de Cambacheres- pude verlo antes de que atravezara las rejas candado del establecimiento. Y digo la verdad si digo que en ese instante, fui yo quien lo trajo a la vida a él porque lo que recuerdo -como si fuera hoy- fue su sonrisa indisimulada al verme. Su rostro radiante y entre sus dientes un: ´Carolita!´ mudo... y la puta madre que me parió que si no fuera por ella, creo que él jamás me habría amado tanto. Carolita me servirías jugo? Resulta que él me dice así, y yo me meo toda. Cuentan que una vez a los 6 meses, me pe(z)qué una gripe fulera. Una de esas gripes que te paralizan la mitad de la cara -incluisive el ojo. El termómetro pasaba los 40 grados y ella había tomado las armas para extirparme cualquier dolencia. Dígame señora...Cómo está la beba? -preguntaba el pediatra y ante cualquier respuesta tentativa de los otros cuentan que él - envolviéndome en una frazadita rosa- contestó entre lágrimas (que hasta aún hoy me riegan) con un: ¨La beba está luchando por vivir¨. Te das cuenta? Te das cuenta lo que hace el tipo? Me regala posibilidades. Me acuna y me regala posibilidades. El asunto es que atravesó a todo el gentío, llegó hasta mí zigzagueando y tomó mi mano. Nunca pudimos hablar nosotros. Y bendita sea su timidez que tanta paz me dá! ¨Ya estamos. Subimos? Y allá fuimos. Resulta que el tipo era tan dulce como patriarcal. Muy prolijo. Al igual que su nieto, duerme con los brazos cruzados cual murciélago, pero de coté. Se caga en sus hombros a diferencia mía que los descuido pero a su vez -aún hoy y como puedo- los protejo. Cuestíon que nos sentamos. Curiosamente nunca pude sentarme frente a él. Recuerdo estar mirando su perfil repingado y recuerdo también el pico extenso plateado de esas cafeteras de hotel barato de la costa. Las mismas cafeteras que el hotel Don Severo -recuerdo haber pensado justo antes de que advenga la catástrofe. Entonces supongo que voy a ser muy obvia al decir que una de mis manos -seguramente la izquierda- intentó hacer un ademan de llamado de emergencia justo cuando toda la cafetera giró un cuarto sobre la bandeja, rebotando en la mesa para terminar vomitando sobre el saco de lino -impecable- de mi padre. Solamente nos miramos. Un instante -porque también claro, enfrente- estaba ella. Ella que cuando quiere deja de ser ola y se vuelve ala para contenerme bajo su rama. Me salió un versito. El asunto es que toda la intención de ella no fue suficiente para acallar el silencio ulcerante de él seguido de su abandono -determinante- del aposento. Silencio. Y el papelón como siempre para mi, fue lo de menos. Acto seguido, arriba del 504 recuerdo las luces verdes de los semáforos y la detención en cada esquina para tomar aire. El viaje de regreso a casa tenía el sabor de esos viajes en colectivo donde uno va sentado al revés, como avanzando pero mirando hacia atrás: espantoso. El magnetismo de la boca del lobo y el 4G del garage avisaban del retorno tan temido. Las tripas revueltas y el zumbido en los oídos a unos tres metros bajo agua, fueron alivianados al subir por la escalera ese primer piso de la calle que me vio nacer. Me fui al sofá y me asusté porque esa vez, hasta la voz de Margarita se había escondido vaya a saber dónde. Cerré las dos puertas del living y respiré al creer que iba a poder ser feliz viviendo el resto de mi vida entre esas cuatro paredes. El televisor sagrado se digno a hacerme compañía y yo -que siempre me sentí más fuerte sola- empezaba a sentirme un cachito mas cómoda cuando una de las dos puertas se abrío y a lo largo, ví su sombra. Ese cachito de felicidad quedó en suspenso dando paso al arqueo de mis pestañas y al cruce de mis piernas. El alfiler de gancho titubeaba pero ahí estaba -mal o bien- resplandeciente en diagonal, al frente y para él, tal cual lo había soñado. Eso es lo bueno de conformarse con poco: que las cosas al final, sencillamente suceden. Y si sucede, conviene. Qué me contás? Atravesó el parquet y se sentó a mi lado. Miró hacia abajo y agarrando su rodilla me pidío perdón, entregándome su nombre.
Fue la primera vez que le acaricié el cachete.
martes, 22 de diciembre de 2009
jueves, 17 de diciembre de 2009
¡Y chau lágrimas!
Deberes.
Intervalo en el acertijo:
Oís?
Superálo.
-y no te asustes que bien sabes que estoy casi menopáusica-
Ahora sí:
A más de un año y a días del día de los inocentes, la pregunta sigue siendo:
¿Lo habrá encontrado?
Si es así, juro que le regalo un 0KM.
De última sabe que, un Okm puede que se venda fácil y entonces con la plata podría....
Arreglar el techo del baño ahora que pienso.
Intervalo en el acertijo:
Oís?
Superálo.
-y no te asustes que bien sabes que estoy casi menopáusica-
Ahora sí:
A más de un año y a días del día de los inocentes, la pregunta sigue siendo:
¿Lo habrá encontrado?
Si es así, juro que le regalo un 0KM.
De última sabe que, un Okm puede que se venda fácil y entonces con la plata podría....
Arreglar el techo del baño ahora que pienso.
¡Y arriba los rulotones!
:)
viernes, 11 de diciembre de 2009
Milagros, Belén y Yamú
Hoy desperté
y teniéndote a mi lado
te encontré en el abismo
entonces crucé los 19 mares,
haché los morros
y soplé todas y cada una de las hojas
Ayer en tu urgencia,
resolviste contarme que te sangraba el oído
implosiones neurológicas me apresuraron
y entonces decidí cambiarme
-obviando la combinatoria claro-
para ir a buscarte...
Es importante que sepas que cuando sea,
yo puedo llegar
Es importante que sepas que cuando quieras
vos podés esperarme
Y entonces en la guardia
el temor a encontrarte ya no estaba,
y mientras en 36 minutos,
aquél camino amarillo
me ofrendaba el sostén de su ausencia,
volviste a mi para decirme
que ya estabas de regreso...
Te conté de mis penas,
de mis grotescos
y de aquellas pocas alegrías que llevo entre mis lágrimas
Me convenciste
en cada una de tus versiones
-oíme bien-
acerca del miedo absurdo ante lo inesperado...
A cambio te dije
que la melancolía no te habita,
porque de deshechos
no estamos hechas vos y yo.
Juntas pensamos
que el destino de los desperdicios
prevalece en el encuentro de los ahuecados,
y al devolverte una imagen,
desde el destierro advertimos,
que nuestros suburbios
están amalgamados
en todas nuestras -o al menos dos-
posibilidades de ser ....
Todo esto que te digo
me lo dijo ya Belén a su modo,
y no puedo reconocer si es que antes
éstos mismos soplos
salieron de tu boca
Lo que sé ...
es lo que siento.
y a vos te encuentro
-igual que a ella-,
por fuera de todas y cada una
de las palabras,
en los andenes
y en los recuerdos
de lo que está
porvenir
Mi garganta
sobrevive
en tus inscripciones
mientras el resto,
-ése que no ancla-
se vuelve cántaro en vos
y entonces mirás hacia abajo,
volvés simétricas tus cejas
y adviene el máximo tesoro:
Tu eco y sus dones...
Me lo ofrecés sonriendo, te dije?
Y entonces cuando me animo a recibirlo
brotan de él
semillas
Es la parte que soplás muda
mientras tu silencio
(que hace eco)
disfraza libertad...
Por eso sos mi amiga.
Gracias, ché...
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
y teniéndote a mi lado
te encontré en el abismo
entonces crucé los 19 mares,
haché los morros
y soplé todas y cada una de las hojas
Ayer en tu urgencia,
resolviste contarme que te sangraba el oído
implosiones neurológicas me apresuraron
y entonces decidí cambiarme
-obviando la combinatoria claro-
para ir a buscarte...
Es importante que sepas que cuando sea,
yo puedo llegar
Es importante que sepas que cuando quieras
vos podés esperarme
Y entonces en la guardia
el temor a encontrarte ya no estaba,
y mientras en 36 minutos,
aquél camino amarillo
me ofrendaba el sostén de su ausencia,
volviste a mi para decirme
que ya estabas de regreso...
Te conté de mis penas,
de mis grotescos
y de aquellas pocas alegrías que llevo entre mis lágrimas
Me convenciste
en cada una de tus versiones
-oíme bien-
acerca del miedo absurdo ante lo inesperado...
A cambio te dije
que la melancolía no te habita,
porque de deshechos
no estamos hechas vos y yo.
Juntas pensamos
que el destino de los desperdicios
prevalece en el encuentro de los ahuecados,
y al devolverte una imagen,
desde el destierro advertimos,
que nuestros suburbios
están amalgamados
en todas nuestras -o al menos dos-
posibilidades de ser ....
Todo esto que te digo
me lo dijo ya Belén a su modo,
y no puedo reconocer si es que antes
éstos mismos soplos
salieron de tu boca
Lo que sé ...
es lo que siento.
y a vos te encuentro
-igual que a ella-,
por fuera de todas y cada una
de las palabras,
en los andenes
y en los recuerdos
de lo que está
porvenir
Mi garganta
sobrevive
en tus inscripciones
mientras el resto,
-ése que no ancla-
se vuelve cántaro en vos
y entonces mirás hacia abajo,
volvés simétricas tus cejas
y adviene el máximo tesoro:
Tu eco y sus dones...
Me lo ofrecés sonriendo, te dije?
Y entonces cuando me animo a recibirlo
brotan de él
semillas
Es la parte que soplás muda
mientras tu silencio
(que hace eco)
disfraza libertad...
Por eso sos mi amiga.
Gracias, ché...
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